Ferrer Guasch

Vicent Ferrer Guasch (San Antonio Abad, Ibiza, 1917-Ibiza, noviembre de 2008) fue un pintor español, formado en la Escuela Superior de Bellas Artes Sant Jordi, aunque ya desde muy joven recibió clases de pintura del reconocido pintor ibicenco Narcís Puget. El motivo principal de su obra es la arquitectura tradicional ibicenca, caracterizada por la blancura de sus paredes, la sencillez volumétrica y su belleza. Los cuadros de su época inicial se acercan a un post-impresionismo y muestran paisajes rurales, embarcaciones del puerto de Barcelona y de su Ibiza natal, el mercado de la villa de Ibiza, etc. Desde que el artista se instala definitivamente en la isla de Ibiza su pintura se llena de los blancos de las callejuelas de Dalt Vila, del barrio de Sa Penya, y de las casas e iglesias rurales. El artista busca la simplicidad, huyendo del tipismo y eliminando todo lo superfluo . Ferrer Guasch juega con los volúmenes, la luz, las sombras, y las transparencias, llegando a conseguir con ello un sello muy personal. Por eso se le conoce también como el pintor de los blancos de Ibiza. Deseo, constancia, inspiración, búsqueda continua., los cuadros de Ferrer Guasch nos transportan a las calles y plazas de arriba Vila y Sa Penya, a las casas campesinas e iglesias rurales de esta Ibiza que tanto amaba. Creador de un estilo propio, sus telas se llenan de juegos de luces y sombras, blancos luminosos, y una infinita gradación de tonalidades, donde los volúmenes y planos de la arquitectura tradicional ibicenca son sus principales protagonistas. Cuando te enfrentas al estudio de sus blancos para realizar un pequeño retoque (siguiendo el criterio ilusionista) en una pequeña laguna con falta de pintura, te das cuenta de la cantidad de matices que tienen todos los blancos plasmados en el cuadro. Básicamente, casi no repite el mismo blanco en dos zonas distintas de la pintura. Los varía según el objetivo que desea conseguir. Así podemos ver y sentir el aire limpio y transparente en sus Obras. Es un agradable reto conseguir esa pequeña pincelada en un blanco fío… o cálido… pero siempre con su sello personal. Con las texturas vuelve a dejar su impronta. No tiene ningún problema en utilizar, además de la pintura al óleo, cualquier otro tipo de aditivo con tal de conseguir el efecto buscado. Se pueden ver y acariciar las paredes encaladas de las casas y muretes siempre presentes en sus cuadros. Lo mismo pasa cuando caminas por sus calles o subes escalones. Una textura distinta y apropiada para cada situación. Cada cuadro suyo es una historia, una experiencia vivida en los mil rincones de su Ibiza. Un regalo para la vista y las sensaciones. Para mí ha sido un verdadero placer haber contribuido a restaurar y conservar alguna de sus Obras para que puedan ser expuestas y admiradas como se merecen.

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