Yaacov Agam
Pintor y escultor israelí. Pionero del arte cinético, este artista polifacético investigó con nuevos materiales con el fin de crear obras cambiantes según el punto de vista del espectador e invitarle a efectuar una exploración activa. Su trabajo tiene un fuerte componente espiritual y cultural ligado a la religión judía. Su obra se destaca por la interactividad que existe entre artista y espectador ya que las obras de Agam suelen tener una pantalla y pequeñas perforaciones por las cuales la obra se ve de distintas maneras según el enfoque de quien mira su arte. Por otra parte, sus esculturas son generalmente de acero inoxidable y tienen grandes dimensiones. Sus trabajos a gran escala adornan espacios públicos en Paris y Tel Aviv, donde su “Fuente del Fuego y Agua” es la pieza central de la Plaza Dizengoff. Su «Hanukkah Menorah» en Nueva York juega un rol activo en la celebración anual de la festividad. El trabajo de Yaacov Agam es con frecuencia abstracto y cinético. Incorpora elementos de luz y sonido en muchas de sus obras, y quienes las observan no siempre son pasivos, sino que se convierten en participantes de la obra. Este movimiento tenía una fuerte base científica, quizá la más estudiada, o al menos enfatizada, por la crítica; pero la obra de Agam y sus comentarios hacen énfasis en el significado espiritual de esta estética y en su condición de universalidad al provocar reacciones espontáneas, no mediatizadas, en el público. Desde este punto de partida estético, Yaacov Agam desarrolló un trabajo que se acercaba cada vez más a la tendencia conocida como arte cinético. En 1953 realizó su primera exposición individual, y en 1955 participó en la primera exposición internacional de arte cinético, que tuvo lugar en la galería Denise René de París. A partir de este momento, y adscrito siempre a este movimiento, se sucedieron las exposiciones y los premios. Participó en la Bienal de París de 1959 y en la muestra El Movimiento en el Arte celebrada en Amsterdam. En 1963 obtuvo el primer premio en la Bienal de São Paulo, donde se produjo una anécdota significativa de su innovación artística: el tribunal hubo de crear una nueva categoría dentro de la bienal, el premio a la investigación artística, ya que no sabían si concederle el premio de escultura o el de pintura. Desde entonces mantuvo las formas abstractas y el movimiento como esencia en su obra. De estos primeros cuadros que precisan el movimiento del espectador pasó a realizar obras en movimiento, esculturas cinéticas y pinturas transformables que se accionan por mecanismos eléctricos o por la propia acción humana. La fascinación por los nuevos materiales le llevó a experimentar con técnicas gráficas. También se valió de las nuevas tecnologías para desarrollar su obra: vídeo arte, holografía, arte electrónico y cibernética. La luz, e incluso las ondas electromagnéticas, formaban parte de su trabajo. Su obra maneja las formulaciones más comprometidas del arte conceptual y ha sido identificado como uno de los máximos exponentes del arte cinético. A finales de los años 50, y desarrollando las intuiciones del futurismo, dadaísmo y constructivismo, el arte cinético experimenta a través de la obra de arte una vasta gama de posibilidades de movimiento. Agam ha sabido transmitir, a través de manifestaciones tan variadas como las esculturas cinéticas, el tele-arte, el arte informático, el arte ecológico o las composiciones musicales, la espiritualidad de la cultura judía, así como superar el límite de la segunda y tercera dimensión e introducir el factor tiempo en las obras de arte.
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